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¿Cuál es tu sabor favorito?

Como mencionamos en el post anterior, millones de años de evolución han moldeado nuestros sentidos y las percepciones que hacemos de ellos a expensas de la supervivencia.

Así, a lo largo de nuestra existencia como mamíferos, hemos desarrollado la tendencia natural a ingerir sustancias de sabor dulce y salado, evitando las ácidas o amargas: los alimentos salados para mantener regulado el equilibrio electrolítico del cuerpo, mientras que los “naturalmente” dulces, para mantener constante la energía del organismo, en tanto, lo ácido nos advierte de un posible deterioro de los alimentos o los amargos nos advierten de venenos alcaloides.

Eso sí, nuestra capacidad de aprendizaje nos permite trascender la presión evolutiva para modificar estas sentencias, y a través de la construcción dada por la experiencia encontrar agradable la degustación de sustancias ácidas o amargas.


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