La Dulzura de lo Dulce
Los receptores de glucocorticoides se encuentran dentro de las papilas gustativas que detectan la dulzura. Cuando el organismo libera serotonina (la hormona de la felicidad), nos volvemos más sensibles al sabor dulce y lo podemos detectar en concentraciones incluso un 27 % más bajas que antes de la liberación de esta hormona.
Pensamientos sobre el amor pueden hacer que el agua tenga sabor dulce, o incluso al revés: en un estudio realizado un grupo de hombres felices porque su equipo de hockey acababa de ganar un partido, clasificaron un helado de lima-limón más dulce y menos amargo que los hombres cuyo equipo había resultado perdedor.
Así, el universo del sabor y las emociones interaccionan intrincadamente en un viaje de idas y vueltas, cuyo conocimiento nos abre las puertas para potenciar sabores a partir de disparar emociones, o modificar interacciones sociales, generar empatía o inducir dinámicas colaborativas a partir de una dulce degustación 😀